Siempre me da ánimo cuando me dicen que le pongo pasión a las cosas
Y lo cierto es que no me había parado nunca a pensar una cosa, algo que no es ningún pensamiento profundo o filosófico, es algo muy cotidiano, y es ¿qué pasaría si tuviéramos la mitad de pasión?
Qué pasaría si a los argentinos le importara la mitad el fútbol, o que a los sevillanos le diera igual la Semana Santa, piensa cómo serían tus primeras citas con tu pareja con la mitad de las ganas de abrazarla y sentirla.
Como sería tu reacción cuando te dijeran que el examen para que te has preparado toda tu vida has aprobado sin expresarlo, o que te han seleccionado para el puesto de trabajo en la empresa en la que siempre has querido entrar, o qué no sintieras nada especial al recibir un premio; ¿lo has pensado alguna vez? ¿Nos gustaría vivir en ese mundo?
Puede que haya pasiones exageradas, incluso algunas que seguro son más perjudiciales que beneficiosas, pero ¿qué dañaría más a la humanidad el exceso o el defecto? Yo después de darle muchas vueltas, prefiero el exceso de pasión, y pienso así porque creo que hoy aún hace falta más pasión por las cosas, porque la pasión es vida, es emoción y es movimiento, nos lleva a hacer cosas, y, por lo tanto, es evolución. Así que, si yo digo, más pasión.
Por cierto… ¿qué te apasiona?