En los últimos meses, he impartido diferentes programas formativos a directivos de diferentes empresas, pertenecientes a también diferentes ámbitos y sectores (sanitario, industrial, servicios, etc. En este tiempo me he encontrado con una especie de frustración de forma generalizada cuando se hablaba del nivel de capacidad de trabajo y compromiso de la “gente joven”.
Es cierto que los tiempos y los valores cambian, y que la sociedad está evolucionando, pero me niego a creer que las personas no tengan la necesidad de sentirse identificadas con un grupo, de experimentar sentido de pertenencia.
Mi convicción respecto a esto es que hoy sigue habiendo gente joven muy buena, con ganas de demostrar lo que son capaces de hacer y con el hambre de querer evolucionar, y aquí es donde nos toca hacer una reflexión más profunda sobre si lo que hoy las empresas ofrecen se están adaptando a esta evolución, a este cambio, y si las compañías están evolucionando en sus culturas organizacionales para dar el cambio que la humanidad está llevando a cabo.
Disfruto impartiendo formaciones sobre como promover la experiencia del empleado en las organizaciones. Creo firmemente en que las empresas deberían ser un lugar donde además procurar buenas condiciones laborales, con unos niveles razonables de ingresos y unos horarios que permitan conciliar este rol con el resto de las responsabilidades, deberían aportar algo más.
Muchas son las empresas que se han dado cuenta de esto, y están planificando o incluso ya ejecutando alguna medida que procure una mejor experiencia de sus integrantes. Esto sin duda es ya un gran paso, lo que pasa, lo que me deja un sabor agridulce sobre este tema, es que no se hace con el grado de calado, de profundidad necesario.
En aquellas organizaciones aventajadas, el departamento de RRHH se coge esta bandera y en algunas ocasiones consigue algo de implicación de su dirección general en forma de presupuesto para su área de influencia,
Esto es valorable y positivo, aunque insuficiente; el grado de implicación necesario para mejorar en esta faceta va a requerir que se convierta en un proceso de transformación de la organización, involucrando a todos los actores o stakeholders desde arriba hacia abajo.
Si tuviera que explicarlo de forma sencilla, en lugar que el Departamento de RRHH implante políticas en las empresas, debe promoverse que la propia organización tuviera una estrategia sobre sus RRHH que debe creada desde la misión y visión de esta.
Debe ser la propiedad junto con los órganos de gobierno, quienes decidan que quieren, cuál es el resultado final deseado, y es entonces cuando debería ponerse manos a la obra RRHH, pero no antes.
Que las cosas no son como antes, está claro; que el mundo está cambiando, siempre lo va a estar haciendo, y que necesitaremos evolucionar es, sin duda, la solución que tod@s vamos a tener que ponernos como objetivo prioritario.