En los últimos 20 años he conocido un gran número de empresarios, con los que he tenido que compartir charlas, acuerdos y toma de decisiones de mucho calado. He tratado de aprender todo lo posible de cada uno de ellos, he preguntado y he escuchado todo tipo de comentarios y observaciones de lo que supone es tener una empresa. Algunas de estas organizaciones facturaban unos pocos millones de €, otros cientos e incluso varios miles de millones de €.

Todas ellas eran diferentes en gestión, en producción e incluso mercado objetivo. Sin embargo, aquello que tenían en común las unas con las otras y que les hacía mantenerse en el mercado, aquello que les permitía seguir creciendo, se repetía en un caso tras otro. Lo que siempre me encontraba en todas, por muy diferentes que fueran, era que:

  • Estaban dirigidas por un gran líder.
  • Tenían una cultura de empresa muy clara, empapando toda la organización
  • Estaban muy enfocadas en su misión.

Gracias a esto entendía cuál era la diferencia entre una empresa grande y una gran empresa.

Por cierto, ¿qué tipo de empresa estás ayudando a construir?

Te dejo alguna reflexión más en este link: https://somosunamina.com/blog/